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viernes, 28 de febrero de 2014

Opereision Palas

Pues como hace tiempo que no publico aquí ningún post, y con el (esperado) revuelo que ha tenido el último no-salvados de Jordi Évole, voy a aprovechar y escribir mi opinión al respecto, que cualquier excusa es buena para actualizar el blog J.

Lo primero es lo primero: le tenía muchas ganas a ese programa. Visto como el programa Salvados conseguía de forma continua entrar y preguntar cosas que tenían cierta enjundia, sacar declaraciones muy jugosas, mostrar una realidad que no era desconocida, pero que al verla tal cual se hacía mucho más real, de verdad que pensaba que habían conseguido ver algunos documentos, conseguir algunas pistas, en definitiva, hilar un relato que nos abriría los ojos a las zonas oscuras del 23F. Estaba expectante, imagino que al igual que mucha gente.

Y bien, entonces llega el programa. Además, todo parecía que conspiraba a nuestro favor: esa noche cenamos pronto e incluso los niños estaban cansados y se fueron pronto a la cama; no había nada que nos pudiera interrumpir nuestra ansia catódica. Y el documental empezó.

Y empezamos a quedarnos algo sorprendidos por lo que se iba contando.

Quiero que lo entendáis, realmente yo tenía ganas de tragarme y dar por válido todo lo que saliera allí (mea culpa). Pero cuando llegó el momento en el que comentan los tira y afloja sobre la elección del director que dirigiría el golpe, mi Dama exclamó en voz alta algo que yo intentaba reprimir durante todo ese rato: “…esto es una broma ¿no?...”. Entonces no pude más que rendirme a la evidencia. Guardándome tal vez un resquicio de esperanza, pero las evidencias comenzaban a ser abrumadoras…


Y así fue pasando el programa, cada vez más descacharrante, en el que solo faltaba sacar a Joaquín Reyes diciendo que le contrataron para ponerle un bigote y que hiciera de extra de Tejero en las escenas de riesgo… Y el programa, finalmente terminó. Y apareció en pantalla el texto “Nos hubiera gustado contar la verdad sobre el 23F, pero no nos ha sido posible”.

Aquí es donde comienza la montaña rusa emocional, por decirlo así. Al leer esto, me sentí engañado, frustrado, objeto de burla… yo esperaba algo muy diferente de lo que finalmente se emitió… Vale, eran MIS expectativas y lo que suceda después es culpa mía, pero me sentí tratado como un completo gilipollas imbécil. Estaba furioso. Muy furioso. Pero a continuación, apenas un segundo después, cambió el texto.

Y allí, en apenas unas líneas, mencionan la cantidad de documentos sobre el golpe que aún están bajo secreto y que son inaccesibles. Que se impuso un secreto de sumario de unos 50 años o así (perdón por mi vaga memoria), y que aún faltan 20 años para que se empiecen a considerar de libre acceso (si ninguna autoridad prolonga ese plazo de secretismo, añadiría yo).

Fue como una epifanía. Una revelación. En ese momento, un simple instante en la magnificencia del Cognos, lo entendí. Y fue perfecto.

Vale, sí, fui engañado. Fui una herramienta, un medio para llegar a un fin. Pero comprendí el objeto de la denuncia implícita en ese sencillo texto tras la anterior hora de metraje. ¿Por qué ese plazo tan largo para desclasificar tales documentos? ¿Para asegurarse de que, si alguna vez llegan a ver la luz, sea cuando todos los posibles implicados hayan fallecido en su cama y recibido cristiana sepultura? ¿Por qué nos enteramos de tantas cosas gracias a que otros gobiernos desclasifican documentos que aquí siguen sin ver la luz?... Esa reflexión, esa idea, me pareció lo suficientemente fuerte como para perdonar lo sucedido durante la hora anterior.

Hay quién dice que ahora Salvados ha dejado de tener credibilidad. Incluso gente a la que más o menos respeto considera que ese documental ha fallado. Mi opinión es que no, que las denuncias de ese programa seguirán siendo incómodas y actuales, aunque seguramente el próximo documental de Évole lo vea con menos entusiasmo inicial, por si acaso :-)

Pero claro, esta es simplemente mi opinión. Seguro que ustedes tienen muchas, muchas otras…