Fiestas populares, inundan estos lares...

Uno de los comentarios de la entrada anterior me ha dado la idea para este. Resulta que ya llega el verano, el relajo, el sol, y algo tipicamente de aquí, que apenas he visto en otras zonas: Las Fiestas Patronales.

La verdad es que no imagino vaquillas en Dublín, toro de fuego en Viena y el arrojar cabras desde lo alto del campanario de Teherán, así que supongo que es algo que tenemos en los genes íberos.

Ademas que todas se hacen mas o menos empalmando las de los pueblos vecinos, para no tener que contraprogramarse. Vamos, una línea de festejos que hacen de la Ruta del Bakalao un mero destino cultural para una agencia de tercera. Que por cierto, ¿por que se llama la ruta del bacalao, si allí no se pesca?. Que se llame ruta de la medusa, que sería mas coherente y sexy...

Esto va en serio: las fiestas de mi pueblo eran el 15 de septiembre, y apenas venía gente porque los crios iban al cole, la gente estaba desintoxicandose de tanta farra, etc... Un año dieron un golpe magistral. Adelantarlas a la primera semana de agosto (joer, que listos!). Pues lleno total, mire...

Lo primero que me llama la atención es la hipocresía de la nomenclatura. Cualquiera que haya podido leer un programa de fiestas con el nombre oficial del evento (algo mucho mas elaborado que "las fiestas del pueblo") comprenderá mi postura al leer términos como Fiestas Patronales en Honor a Nuestro Patrón San Sebastián (gora!) , Festividades en Honor a Nuestra Señora del Rocío, la Virgen del Somontano, San Blas, Virgen de la Ascensión (será otra virgen, digo yo..), San Hermenegildo, Santa... bien, veo que se muestra la tendencia... Todos los nombres son sacados del santoral (o del calendario de la parroquia). Con lo cual uno imagina que las celebraciones son, o debieran ser, mas o menos de elevada moral, ¿no?...

No.

Craso error.

Resulta que echandole una rápida ojeada al programa de fiestas, ese que tiene una página de actos entre cuatro o cinco de publicidad (¿como puede haber doce anuncios de bares si solo hay tres tascas en el condado?), pues resulta que los actos religiosos son: Misa a las doce, procesión a las cinco. Y en días diferentes, oiga.

Anda, ¿y el resto de la semana, pues...? Por favor, si los participantes de una orgía romana pudieran echar un vistazo espacio-temporal al futuro, nos llamarían degenerados. Lo primero que viene a la cabeza son las ingentes cantidades de hectólitros cúbicos necesarios para satisfacer la demanda de alcohol de una villa de tamaño estándar.
No importa qué tipo de líquido sea, vino, cerveza, alcohol de quemar o desmaquillador. Todo se ingesta y posteriormente evacúa. ¿Donde? no se sabe, acaba mezclado con los vómitos y se eliminan las pruebas.

Porque esa es otra. ¿Que mejor modo de glorificar a nuestro amado y santo patrón que soltar una vaca en mitad de las calles del pueblo?... Mía la señá Genara como salta encimal macetero pa meterse en su portal, ¿no estaba reumática, la jodía?... Y si solo se rasga el mantón, se oye un "uuyyy", como en los campos de futbol. Por supuesto, lo mejor es cuando se crea una ruta estilo Sanfermines que comienza en la plaza del pueblo y termina, invariablemente, en la sacristía, con el cura excomulgando a los quintos y pidiendo por Dios que le avisen cuando ,"pero esta vez de verdad", pueda bajarse del campanario sin peligro. ¿Y por qué hacen eso? Sabiendo que para preparar el terreno de derrape para las bestias (y tambien para las vacas), llenan las calles de arena y paja. Hala, los alcoholicos ya pueden soltar fluidos sin peligro. Luego se limpia todo junto y solucionao.

Pero claro, la fiesta del pueblo no sería la fiesta si no tubiera el baile. El baile, ese gran evento donde las peñas se pelean por estar tras la barra, y cinco minutos despues se pelean por salir fuera de allí. Donde jóvenes y jóvenas se menean al ritmo de canciones populares mientras los ancianos del lugar miran alrededor. Buen, no solo miran. Juzgan. Joer, que escuchas los comentarios y eso mas que la verbena parece la gran final de mira quien baila - Y que mal lo hace.

Y he aquí que hace su aparición el gran marginado de las fiestas. Ese ser cuya mera presencia debería ser motivo de lástima y doloroso compañerismo. Me refiero, cómo no, a la Orquesta.

Una banda que con mas ganas que medios se abre paso pueblo a pueblo, verbena a verbena, y revuelta a revuelta. Un grupo de honrosa gente que cada año se aprende (y a veces hasta bien) las mejores canciones, que practica, ensaya, mejora, y aumenta su calidad practicamente para ganarse la gasolina y las tiritas, únicamente por amor al arte... para que luego solo canten el puñetero Pakito Chocolatemaker, la bomba, el meneo de caderas de la Chaquira y las dos o tres canciones del verano oficiales. Y punto. ¿Y como es eso, si el concierto dura casi tres horas?. Porque el que no llega mamao directamente al baile, se emborracha mas o menos entre el cuarto y el sexto tema, o sea que ya podrían salir los tres tenores en tanga cantando el tema principal de Ana y los Siete que nadie, nadie, nadie disfrutaría de tan memorable momento.

En fin, desde aquí quiero rendir homenaje a estos entrañables seres que integran las orquestas (las decentes, ojo), y a los concejales de festejos, que al final siempre acaban en el río para hacer la gracia, en una pelea por el grupo de energumenos que dicen que ha sido un robo tan poca fiesta para tanto presupuesto, o ambas cosas a la vez (con el añadido que cuando llega el Samur a recogerlo, en vez de decirle donde yace en lamentable estado, se limitan a "frío frío, caliente caliente...."