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viernes, 9 de diciembre de 2011

¡Hola!

Ella tenía dos años. Bueno, realmente aun le faltaba un mes para cumplirlos, pero a todo aquel que preguntaba se le decía que tenía dos añitos. Mucho mejor eso que no el preciso conteo de “23 meses”, que suena un poco fuera del sistema decimal. Y eso sin contar el sistema temporal por semanas de vida, que personalmente lo veo un sinsentido… pero claro, yo no soy madre así que desconozco el nivel de inmersión vital que eso supone. Pero para el caso que nos ocupa, lo dejaremos en dos años.

Él tenía bastantes más que ella… como poco medio siglo más. Claro que el vivir en la calle avieja mucho, y tal vez no sea cierta esa imagen que parece que va camino de los 60, pero para el caso que nos ocupa, tenemos que asumir lo que vemos. Con sobrepeso, barba y cabello abundante, podría ser la imagen moderna de papá Noel si no fuese por los sucios harapos que viste, y porque el pelo de la cabeza y rostro no es precisamente blanco, sino de un gris roña de difícil asimilación a la tabla pantone. Con un par de mochilas a sus pies, donde almacenaba todo su pasado, fumaba apoyado en un árbol justo al lado de la calzada por si así calmaba en parte el frío de la tarde. Todo su esfuerzo lo concentraba en no caerse, y cada vez que volvía a asirse al tronco meneaba la cabeza con movimientos exagerados, a ver si esta vez no perdía el equilibrio.


Ella caminaba cogida de la mano de su madre, impresionándose por cada cosa que veía, como solo un niño podía impresionarse. La ruta escogida para ese día pasaba por una calle ancha con carios árboles plantados justo al lado de la calzada, en uno de los cuales se apoyaba una rechoncha figura y estabilidad cuestionable.


Él vio como se acercaba la niña, y cuando pasaba a su lado sonrió, se inclinó de forma peligrosa (para él) para bajar su cabeza a una altura cercana al rostro de la niña y, mirándola, exclamo con tono jovial un grave y rotundo “¡Hola!”, con una voz ronca que sería la envida de Joaquín Sabina. Y se incorporó con un gesto de misión cumplida.


Ella se quedo momentáneamente sorprendida. Le examinó de arriba abajo y, con una familiaridad insospechada, levantó su mano libre y comenzó a agitarla a modo de saludo mientras gritaba un alegre “¡Ooaaaaaaa!” que no callaba mientras se iba alejando.


La sonrisa de cortesía que él aun tenía en el rostro se le ensanchó por sorpresa, y sus ojos se le abrieron sensiblemente, de forma inesperada. Sin poder cerrar la boca, con el rostro visiblemente emocionado debido a la inesperada respuesta, se volvió a apoyar en el árbol. Y, lentamente, sin dejar de sonreír, levantó su vista hacia el cielo. Espero que al menos, durante un rato, dejara de sentir el frío a su alrededor.

5 Comments:

  • At 10/12/11 14:21, Blogger Martha said…

    Si es que hasta un simple "hola" puede cambiar la vida de alguien...aunque sea sólo por unos segundos, pero cambiada queda.

    Besicos!

     
  • At 10/12/11 15:46, Blogger eva said…

    casi casi me emocionas... ;)

    Me voy a mi casita de vacaciones, que pases una muy feliz navidad con tu familia. Un beso enorme

     
  • At 11/12/11 22:31, Blogger Soundtrack said…

    Hola Martha!, cuanto tiempo sin verte por aquí!!

    La verdad es que me gustaría pensar eso, que durante un instante al menos, algo cambió ;)

    Pues entonces eres mas dura que yo, Eva, yo me emocioné del todo al ver como respondió la nena :))
    Pues que pases unas felices fiestukis, muchacha, y cuida con las nevadas no te nos incomuniques ;))) Un besazo...

     
  • At 18/12/11 20:14, Blogger Txispas said…

    ¿Se puede? ¿me sigues ajuntando?

    preciosa entrada, mucho, en serio.

    De mayor quiero ser como tu niña, ¿porque es tu niña verdad? tiene la misma habilidad que su padre, decir las palabras justas en el momento justo.

     
  • At 20/12/11 17:54, Blogger Soundtrack said…

    Txispas, pur supuesto que se puede!... aquí siempre tendrás una pequeña percha donde colgar tus enaguas :)))...

    Pues sí, en este particular era mi chiquilla, aunque sobre eso de la habilidad de las palabras en el momento justo, igual podría ofrecer un par de evidencias en contra de esa afirmación ;)))

    Un placer volver a leerte!!

     

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