El Garzón Real

Ardea Cinerea en vuelo rasante

No, a pesar del título, hoy no vengo a hablar de zoología, tranquilos. Ayer se celebró en Zaragoza (y en otras capitales del Reyno) una concentración de apoyo al juez Baltasar. Apoyo debido al supongo que archiconocido proceso en el que se juzgaba, entre otras cosas, algunas travesuras realizadas por el entorno del monórquido que nos tiranizó unos cuantos decenios.

No quiero entrar en debatir si el protocolo seguido por el juez Garzón era correcto. Si, tal y como se ha dicho en sospechosamente repetidas ocasiones, era un pésimo instructor, prevaricador, revanchista y además huele mal. Lo que he leído al respecto, todo terminología jurídica, indica que en realidad no ha cometido los actos de los que se le acusa, y que todo pinta una oportunidad que ha tenido la acusación para dejar claro que aun están vivos, políticamente hablando. Sin embargo, dejándome llevar por el instinto, allí hay algo que no me gusta. Ver a tanta camisa azul enseñando el sobaco intentando empurar a este magistrado, no me convence. Tanta voz en grito sobre el guerracivilismo en ciernes y las ansias de reabrir heridas, cuando conozco a gente que está abriendo fosas solo con la ayuda vecinal, me da una imagen de hipocresía alarmante. Señores, para reabrir una herida, primero tiene que estar cerrada.

Creo que en psicología esto se llama proyección: es decir, proyectas sobre otra persona tus propios miedos y gustos. Casi juraría que los que claman contra un ambiente prebélico y gerracivilista, se están retratando a ellos mismos.

Pero lo mas importante de todo, lo que realmente me ha hecho desesperarme y no ver la viabilidad del español medio como especie, es precisamente la convocatoria de ayer, que os he comentado al principio: ¿Quién ha sido el artista que ha programado la convocatoria a la misma hora del partido en La Romareda contra el Real Madrid?

¡¡Ineptos!!