Roma apesta

Esta tarde hemos estado visitando la Romanorum Vita, una exposición itinerante que muestra mas o menos como era la vida en una sencilla calle en la época romana. De un vecindario vulgar, sin grandes y épicos momentos.

La verdad es que es curiosete. Un par de audiovisuales (el segundo bastante presentable) y la réplica históricamente fiel de una calle. Sus aceras, sus pintadas, sus casa derruidas, su Domus de un señor adinerado... Es bastante pequeño, eso sí, solo doblar una esquina y entrar a una casa para ver lo que serían las estancias publicas, pero lo mejor de todo es que para acentuar la (escasa) sensación de estar realmente en una calle de hace un par de milenios, no solo han replicado las imágenes y los sonidos de la época, sino también de sus olores.

Exacto, lo han dotado de un odorama que, la verdad, me sorrendió gratamente, y eso que ya iba avisado. Y es que te acercabas a la panadería, y olía a pan; en las cercanías del jardín de la Domus salían fragancias vegetales y florales; la cocina emitía un agradable aroma a especias; un suave aroma a parrilla emergía de un puesto callejero de comida... y claro, de las letrinas públicas, pues... joer, ya os imagináis...

Y es que vale, una cosa es ser coherente con la historia, y otra que nos claven las letrinas al inicio de la exposición. Que al principio la gente casi no se atrevía a entrar por si el olor fuerte estuviera más al fondo... Menos mal que solo son 15 minutos de visita y al final nos atrevimos para no tardar, que si no... Pero vamos, que incluso examiné a mi hija pequeña por si el pañal llevaba sorpresa...

De todas maneras, mejor que esa esencia esté al principio y no al final, porque si no ese sería el último recuerdo de la Domus y me temo que su éxito, al igual que su aroma, estaría cubierto de m....

:P