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Seguro que tienes algo mejor que hacer...

martes, 3 de abril de 2012

29M: Aftermath (2)

... decíamos ayer...

Habíamos estado frente al Corte Inglés viendo como los mas lanzados habían hecho que se cerrasen sus puertas varias veces. Y después volvemos a la sede a sentarnos un poco. Allí es donde se nos explica la última novedad sobre la situación del secretario agredido y detenido aquella madrugada. Se nos indica que iremos a la Delegación del Gobierno para protestar, y hacia allí vamos. De cuando en cuando se observan tiendas abiertas a las que se recuerda que estamos en huelga, o jóvenes dependientas en locales del pleno corazón de la zona pija(tm), que se esfuerzan en retirar y limpiar de los escaparates los restos de pegatinas reivindicativas que se han pegado en los cristales vaya usted a saber cómo.

Durante el trayecto, al parecer sucede un conato de incidente en otro establecimiento del Corte Inglés que hay en la ruta. Los escaparates de este comercio están guardados por 7 antidisturbios. Pero la gente a medida que pasa empieza a increparles y a concentrarse en torno a ellos. Loa agentes empiezan a retroceder, hasta que topan con los cristales. La gente se les va acercando, y ellos comienzan a ponerse nerviosos. Sí, son siete agentes perfectamente blindados y equipados, pero es que alrededor tienen... bueno, varios cientos. Un secretario de CC.OO. que estaba allí se dá cuenta del percal y hace que la gente siga hacia adelante, que ahora este no es el destino al que vamos; la situación se normaliza y los blindados vuelven a respirar tranquilos.

Por el camino, se hacen pequeñas paradas ante algunos establecimientos abiertos para que se cierren. No hay apenas incidentes hasta llegar al destino. Allí hay una multitud concentrada frente a la delegación, exigiendo la liberación del secretario. Me resultó muy curioso ver, en unas escaleras laterales de la plaza, un grupo de jubilados ahí arriba contemplando el espectáculo, como si de una obra se tratara :). Al cabo de un rato, se regresa a la plaza del Corte Inglés (¡otra vez!) ya que al parecer esta masa crítica se va a juntar con la de los estudiantes en ese punto, para unirse en un único y ultranumeroso grupo. A la vuelta se sigue insistiendo en que se cierren los comercios que iban abriéndose. Hay un momento especialmente intenso cuando una tienda de Calzedonia se niega a cerrar. Lejos de intentar calmar los ánimos, la que parece la encargada del establecimiento sale y se pone chula frente a la multitud. No digo yo que no tenga derecho a defender sus propias ideas, que no tienen que coincidir con las mías ni con las de nadie, pero mujer, no provoques a una masa enfurecida a 20 cm. de tu rostro y con la puerta abierta... En fin, la verdad es que el rato me pareció muy largo y llegué a pensar que allí sucedería algo que sería carne de titular en la Gaceta y sitios así... Por suerte, a los 10 minutos o así decidió cerrar la puerta y pasar de nosotros (con lo fácil que habría sido hacer eso al principio), con vítores y aclamaciones por parte de los manifestantes. Eso sí, no se evitó que casi se le empapelara la cristalera, el escaparate y la puerta con pegatinas. Qué diferente fue con una tienda de Mango por la que pasamos unas tres o cuatro veces (pobres) :). Un guardia de seguridad estaba en la puerta para evitar incidentes, pero al poco rato se bajaba la persiana y nos íbamos (y luego la volvían a levantar y listo, pérdida mínima). Las únicas hostilidades eran las de un señor de ya cierta edad que cada vez que pasábamos por la puerta les gritaba "¡Qué buen nombre habéis cogido!... 'Mango'... ¡¡Ladrones!!" :-)

Antes de llegar al punto de rendez-vous nosotros nos separamos ya que tenemos que volver al polígono para estar presentes en la llegada del turno de tarde. Mientras íbamos al encuentro del resto de compañeros, tres señoras que no eran jubiladas porque tenían pinta de haber vivido siempre del sueldo de sus maridos nos increparon un poco con cierta indignación. "Ya veréis cuando os deis cuenta de que os han quitado 150 euros de la nómina por este día, ya...". A lo que nuestra augusta presidenta, que ya iba encendida, les replicó algo parecido a un "¡Ojala!, ¡¡Mucho debe cobrar su marido, que con mi sueldo no creo que me quiten más de 70 euros!!"...

Así que una vez reunido el grupo, y tras insinuaciones sobre si no me dolía el cuello o el pulgar, porque había estado twitteando el día durante toda la puñetera jornada, volvemos al polígono. Y ahí estamos, solos, prácticamente aislados, en mitad de un secarral bajo un sol inmisericorde. Personalmente, para mí este es el peor rato: apenas hay nadie, no hay donde sentarse, y tampoco haces nada más que esperar. De hecho, debía haber tan poca gente en el polígono que un vehículo de la guardia civil que estaba de ronda por la zona decidió detenerse por ahí cerca para observar, ya que nosotros debíamos ser lo más entretenido que había en la redonda, lo cual no es decir mucho.

Alguien había amontonado un par de ramas (bastante grandes, por cierto), en la zona de aparcamiento habitual, y el delegado de CC.OO. opina, con muy buen juicio, que no sería mala idea quitarlas porque al día siguiente alguien querría aparcar, así que coge una rama y se la lleva hacia un montón al otro lado de la calle, de donde parece que se habían cogido. Yo llevo la otra, y al ver que el Delegado estaba charrando con la benemérita, pues yo me acerco también a meterme en medio, que soy muy cotilla. Y nada, comentando tranquilamente con la autoridad cómo ha ido la jornada. Si había habido muchos altercados, si este gobierno qué es lo que se esperaba, que todo el mundo puede protestar manteniendo la educación, que si el paro... Hasta nos permitimos el lujo de bromear y reírnos un poco todos juntos. En fin, uno de esos momentos agradables del día...

Y total, que entre unas y otras cosas, pasa la hora del cambio de turno y allí no aparece nadie. Ni viene el nuevo turno, ni se va el grupo de la mañana. Así que imaginamos que el asunto es que o bien han venido antes, o bien se irán más tarde, esperando a que nos vayamos. Posteriormente nos enteramos que hubo gente que pidió cambiar los horarios de entrada y salida, para no coincidir con los informadores :). Oye, será cobarde, pero reconozco que además ingenioso :)

Así que decidimos levantar el asedio y volver a casa. A descansar y a coger fuerzas para asistir a la manifestación de la tarde. Al menos a una de ellas.

(... y continuará, espero...)