Hechizo

Me encantaría poder decir que esos ojos me despiertan cada mañana.

Me encantaría, pero no es cierto, vamos. Mas que nada porque a las intempestivas horas en las que me toca levantarme, a ella aun le quedan como poco otro par de horas de poder dormir. Y anda que no me vendría poco bien, porque la luz con la que brillan sería suficiente como para iluminarme sin tener que encender los fluorescentes de la casa.

Y aun así, cada vez que los miro, en vez de deslumbrar, me absorben. Y me digieren, y me devuelven a la realidad a la que no quiero volver. Y no me los puedo quitar de la cabeza, que cosas, ¿eh?...

Siempre que los recuerdo en mi memoria, a ella la imagino con un velo árabe sobre su rostro, con delicadas transparencias sobre su piel que se contonea al ritmo de dulces campanillas que... esteee, a ver, me estoy desviando. Sencillamente que me recuerda a una odalisca que ha invertido los papeles y me esclaviza a mí :).

De hecho, este tema de la musulmaneidad no es una idea exclusivamente mía; recuerdo que la primera vez que me acompañó a ese rústico ambiente que en familia llamamos "El Pueblo", las cotorras que todo villorrio que se precie deben tener en nómina, urdieron que a esta chica me la había traído de Melilla, al volver de la mili. Que divertida es esa forma de vivir que en cuanto uno no sabe algo, se lo inventa, y tan felices, oiga...

En cualquier caso da lo mismo. Desde entonces ha decidido que estar a mi lado no es tan horrible, y eso tan solo ya me hace sonreir, pase lo que pase. De hecho, mientras estoy escribiendo este post, inconscientemente estoy sonriendo, porque ella es mas de lo que nunca imaginé que nadie llegaría a ser para mí. Bueno, en el post de abajo aparece un posible competidor, pero a él le conozco desde hace menos tiempo :-).

La de cosas buenas, y muy malas, que hemos pasado... y las que supongo que nos quedan por pasar... Solo espero que cuando suceda, podamos afrontarlo juntos, como hasta ahora.

Cuánto te quiero, peque...