Pajes mentales

Pues por si no fuera suficiente, resulta que fuí designado para hacer de Paje (o similar) en el colegio donde va mi chico, para ayudar a los autodenominados Reyes Majos, que iban a hacer un espectáculo paseando por las clases, dando caramelos y regalos, y recogiendo las cartas de los pobres e ingenuos infantes.

El caso es que como no sé decir que no (bueno, si que se decirlo, pero es que no lo hago, ahí está el problema), otra víctima y yo amanecimos esta mañana dispuestos a avergonzarnos por el bien de nuestros hijos. Y nada, nos pusieron los abalorios necesarios y listos, a hacer el ridículo.

Se han ocultado los rostros de esta gentuza para no dañar la imagen de sus familiares y conocidos.

Así que nada, entramos con sus Mahestades a hacer el paripé, aunque de poco sirvió el estrafalario gorro que nos calzaron: nuestros hijos nos reconocieron a la primera. La de pasta que me voy a gastar en el psicólogo, madre mía. Menos mal que al terminar, y como breve pago a nuestro oprobio, nos invitaron a café y bizcocho casero, que si nooo...

En fin, al menos podemos reconocer que lo hicimos tan bien, con un porte, una gallardía y una majestuosidad en las formas (amén de ser los únicos pajes macho en un grupo de madres hiperactivas) que hasta nos han amenazado con sacarnos en la revista del colegio. Si es que no se puede ser tan guapo, oiga....