The Soundtrack Engine

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sábado, 31 de octubre de 2009

Noche de miedo

El corazón le latía tan fuerte que no podía escuchar otro sonido. Bueno, tal vez el de su respiración acelerada, pero no podía asegurar si lo oía de verdad, o solo era la fuerte sensación y pensaba que también lo escuchaba. Los otros cuatro estaban en su misma situación. Aunque estaban todos abrazados en esa esquina, solo el ruido de sus latidos llenaba su cabeza. Aunque seguro que el resto estaba pensando lo mismo. Sin saber por qué pensó en Ramiro, el único del grupo que, tras dudar, decidió no ir a esa excursión. En el peor de los casos, habría alguien que los echaría de menos y se extrañaría de su tardanza en regresar. El saber que se encontrarían sus cuerpos daba una extraña sensación de alivio.

Parece mentira que hace apenas una hora los cinco estuvieran cenando, tan tranquilos, en esa casa rural tan chula donde pasar este fin de semana de todos los santos. Apenas hace una hora que oyeron un grito desde el piso de arriba, cosa extraña porque estaban solos, y cuando al subir a ver que sucedía vieron ese corazón en medio de un charco de sangre.

Apenas una hora que cuando bajaron corriendo, asustados tras ver ese órgano en el cuarto de arriba, vieron esa figura encapuchada ocultándose tras los arbustos que hay bajo la ventana. Y cómo la cena salió por el mismo sitio dónde había entrado, cuando la luna se reflejó en esa especie de cuchillo que sacó del bolsillo.

Apenas una hora en la que, acelerados, iban corriendo de ventana en ventana tras oír los golpecitos que daba en el cristal con la punta del cuchillo. Cada vez que oían el click-click-click cerraban corriendo los refuerzos de madera de cada ventana. Cada vez quedaban menos que pudieran contener las lágrimas, y la calma.

Apenas una hora en la que el desconocido intentó forzar la puerta, y la consiguieron bloquear con los muebles del salón. Justo antes de que se fuera la luz. Eso ha sido cosa suya, seguro.

Apenas una hora desde que encontraron esa vela, la única fuente de luz en toda la casa, ahora que el fuego del hogar se había consumido. Ya no han vuelto a intentar entrar, pero no hay que bajar la guardia. El extraño está ahí fuera, acechando, esperando que se duerma el último del grupo para entrar y... no quería pensar en lo que sucedería después... Pero no lo permitirían, se despertarían unos a otros si es necesario, pero no lo permitirían...


Hace apenas una hora que el extraño se ha quitado la capucha, escondido en unos arbustos, sin poder contener las carcajadas mucho más tiempo. ¿A quién se le ocurre irse a una casa aislada en pleno Halloween?... En cuanto le hablaron de la excursión se le ocurrió la broma. La cara que se les pondrá al amanecer cuando llegue como si nada será antológica. Tal vez pierda cinco amigos, pensó Ramiro, pero ganará una anécdota impagable.

Mis agradecimientos a Kurtinaitis, autor de la idea original y que yo he fusilado inmisericordemente ;)