El séptimo harte

RAE: Harte - Tercera persona del presente de subjuntivo del verbo Hartar.
Acepción #3: Fastidiar, cansar. (Usado también como pronominal)

Este fin de semana pasado, mi Dama y yo fuimos al cine. Por segunda vez en los últimos tres años (buen promedio, ¿eh?). Tras varias semanas en las que no estamos viviendo nuestros mejores momentos debido a injerencias externas (ese Euribor que no me pase hambreeee....), encontramos un huequecillo en la tarde del sábado donde le pudimos facturar al pequeño a una de las abuelas. Mi Dama tenía especial interés en ver una película y le hacía bastante ilusión, despues de tanto tiempo. Y yo, que soy todo un caballero y galante cónyuge:), accedí encantado con tal de que estuviera un par de horas evadiéndose de la realidad. Voy a intentar no decir el título de la película para evitar ataques personales :-P, pero sí: era una peli de chicas.

Así que fuimos y coincidió que se proyectaba en una de las pocas salas grandes que aun nos quedan en la capital, así que perfecto. Las entradas nos costaron un pastón, cierto, pero como ya me había hecho a la idea no tengo objeciones. Los dos botellines de agua que compramos dentro (por pura necesidad, ojo) nos los cobró un señor con parche, garfio, para de palo y un loro en el hombro -o al menos así me pareció verlo cuando nos dijo el precio. Pero como también me había hecho a la idea, pues tampoco tengo objeciones.

Así que entramos a la sala justo cuando empezaban los trailers de los futuros estrenos (lo que mas me gusta de ir al cine). Resultaba extraño que apenas pudiera ver la imagen por la cantidad de cabezas que tenía en medio, ya que no recordaba que la sala estuviera tan mal diseñada. Tras unos segundos de desconcierto, descubrí lo sucedido: la cámara estaba mal sujeta, y la imagen se proyectaba desde la mitad de la pantalla hacia abajo. Tras un par de trailers se dieron cuenta y la ajustaron. "Bueno -me dije- un fallo lo tiene cualquiera; ahora a disfrutar".

Debo reconocer que cuando ví las primeras imagenes, me quedé un poco defraudado. La calidad de la imagen no era tan espectacular como recordaba, o, al menos, era la misma que podía encontrar en mi ordenador o en cualquier película en DVD. Salvo que me interese ver algun título épico en pantalla grande, no veo que la diferencia valga el dinero de la entrada :-/

Empieza la película y vamos siguiendo la trama tranquilamente. Sin embargo, en el primer momento cumbre de la película, con las hembras de la sala absolutamente concentradas en si se casa o nó..... ¡la peli se corta y las luces se encienden!

Empiezan a oirse tímidos gritos preguntándose qué sucede, pero nada. La pantalla en blanco y las luces encendidas, como invitándonos a salir. Al cabo de varios minutos de espera en la que nadie nos dijo nada, entró un acomodador (el becario novato al que le tocan todos los marrones) informando asépticamente que hay un problema con los cambios de rollo de la película, y que por algun problema sin identificar, al cambiar de rollo las cámaras se apagaban automáticamente. Pero que se estaba arreglando, vamos... Pocos minutos despues, la proyección volvió mas o menos al punto interrumpido.

Nos lo tomamos como la novatada del día y no le dimos mas importancia (salvo mi Dama, que se lamentaba que para una vez que va al cine cada dos años o así, siempre nos pasa algo) :P. Pues seguimos viendo la película, inmersos en el guión y sin importarnos demasiado que en alguna escena se viera el micrófono del técnico de sonido (en serio), cuando volvió a suceder. Pantalla en blanco y luces encendidas. Esta vez la gente se empezó a quejar mas en serio, pero solo entre ellos.

Creo que en total pasó tres o cuatro veces, y cada una de esas veces yo me molestaba porque la gente se quejaba pero nadie salía a avisar a los acomodadores, ni que les fueran a quitar la butaca... En fin, la cuarta vez que sucedió, me empecé a mosquear en serio, pero la gota que colmó el vaso fue que, tras los minutos de espera de rigor, al ranudarse la proyección la gente aplaudió.

Eso me activó un interruptor que no conozco; y antes de ser siquiera consciente de lo que estaba haciendo, grité en voz muy alta: "¡Pero de qué aplaudís! ¡Si deberíais abuchearlos, leñe!"

Sonó como un disparo. Todos los aplausos se pararon de golpe, y a los pocos segundos se empezaron a oir las réplicas dispersas por la sala
-Es verdad!
-Que a nadie se le ocurra aplaudir!
-Gentuza!

Reconozco que fue todo un subidón el mover a las masas. Aun quedaba media película por echar y ya no volvieron a cortarse las proyecciones. Pero aun hubo un último problema: tras un cambio de rollo, la imagen se mostró desenfocada en los extremos (usaron una lente para proyección en cinemascope, pero la pantalla era diferente). Así que todavía ebrio de sensación de poder, me levanté del asiento y salí fuera, donde me encontré con tres acomodadores pasando el rato. Forcé la voz mas grave que pude, y de forma calculadamente lenta y casi-amenazadora dije "Perdona, está desenfocada". uno de los acomodadores saltó y dijo algo así como "¿Desenfocada?, no se preocupe, ahora lo corregimos" mientras echaba mano a un walkie-talkie. Y ya lo creo que fueron rápidos en corregirlo. En cuanto volví a la sala, ya estaba solucionado.

En fin, y ya pudimos ver tranquilamente el resto de la peli. Pero eso sí, no puedo dejar de pensar en los casi 14 euros que nos clavaron por las entradas. Y a pesar de los fallos de proyección nadie nos pidió disculpas o nos devolvió parte del importe. Y ahora pregunto al viento: ¿con esta calidad, quieren que les creamos cuando dicen que las descargas por internet acabarán con el cine?.

Visto lo visto, creo que lo reactivan al evitarse problemas como estos. Que aprendan a utilizar la red, carajo.