Memento mori.

Hace tiempo, un día, conocí un blog.

No recuerdo exactamente cómo lo localicé, fue una de esas veces que se te ocurre ir a ver la página de alguien que te comenta, y a su vez a la página de alguien que les comenta a ellos, etc... Y así encontré el blog de quien hablo ahora.

Un blog austero, sin decoración, solo texto (con alguna foto entre medio), pero básicamente solo era fondo blanco y texto negro. No hacía falta mas, porque de lo escrito en ese blog era el día a día de una joven que, vaya, tiene diagnosticado un cáncer. Sí, vale, oh! qué original, seguro que hay muchos mas blogueros en esa misma situación... Vale, de acuerdo, pero el caso es que éste lo descubrí por casualidad, y lo leía.

Y así me enteraba de que esta chica, recién casada, ya había recibido sus dosis de quimioterapia, su alta, su recaída, sus planes para cuando esté mejor, los planes que ha cancelado por encontrarse peor, y, en definitiva, lo que tiene que pasar alguien que tiene que ir con un pañuelo anudado en la cabeza.

Es lo que tiene esto de los blogs, en cuanto lees tres o cuatro entradas de alguien que te hace algo de gracia, ya lo consideras como alguien conocido. O eso, o es que me excedo dando confianza a la gente... El caso es que iba siguiendo su evolución post a post. A veces comentando, a veces bromeando... a veces con un sobrio silencio...

Ayer apareció una entrada nueva en el blog. Pero quien la firmaba no era la dueña, sino su hermana. Silvia, la luchadora, nos abandonó el domingo pasado.

Segun cuenta, nadie de su familia sabía lo del blog, y les ha costado encontrar la dirección y contraseñas para, al menos dar esta noticia. Y se han quedado asombrados viendo la comunidad, desconocida para ellos, que la acompañaba y animaba virtualmente. No voy a enlazar el blog; ya no vale la pena, y además será borrado definitivamente en unos días. Pero voy viendo sus entradas, desde aquella primera y terrible de hace mas de dos años, y a veces pienso... ¿para qué?...

Es lo que tiene esto de los blogs. Siento que he perdido a un conocido, cuando solo hace unos meses que empecé a leer sus entradas. Pero fastidia. Y da que pensar. ¿Cómo te comportarías si supieras que te quedan 24 horas?... ¿Te enfadarías por tonterías? ¿Te pelearías por cosas que, en frío, resultan absurdas?... ¿Serías horriblemente vengativo?...

Sí, estoy algo chafado. Siempre esperas que la próxima entrada sea la de "me han dado de alta" o "la quimioterapia funciona"... Pero no. Esto es la vida; la semana que viene le tocará a otro.

Estamos rodeados de tristeza y amargura. Y hacen falta unos huevos muy gordos para levantarse cada mañana y decir "venga, vamos a hacer de hoy un gran día". Y sin embargo la mayoría lo hacemos, pero no le damos importancia...

Que triste...