The Soundtrack Engine

Seguro que tienes algo mejor que hacer...

sábado, 10 de febrero de 2007

Historias para (no) dormir. O si.

No le costó demasiado dormirse. Algo cansada, tardó apenas unos minutos en dejar de preguntarse si seguía despierta. No hacía frío, con lo que solo estaba cubierta con una ligera sábana, lo justo para que su silueta quedara perfectamente marcada por la luz de la luna, franjas de un blanco intermitente que atravesaban la persiana y convertían el dormitorio en un irregular paso de cebra. La imagen general podría tener algo de hermoso, pero no para la criatura que la estaba observando desde la puerta de la habitación. La miraba a traves de unos ojos nada humanos, que no podían apenas contener el ansia. Miraba a la hembra, pero solo veía una cosa.

... sangre ...

El hambre, doloroso hambre que había sufrido en las últimas horas iba a llegar a su fin en apenas unos instantes. A pesar de eso, no se dió prisa. Se acercaba léntamente, temiendo que una brusquedad por su parte pudiera alterar el rítmico movimiento del pecho de la dama, levantándose apenas en cada respiración. De hecho, el Ser ni siquiera veía una cama, una sábana, una víctima... Donde cualquiera vería una mujer durmiendo, la Criatura solo veía un enmarañado ovillo de hilos carmesí; finísimas tuberías por donde discurre el caudal que lo alimentará dentro de poco.

... sangre ...

A medida que se acortaba la distancia que la separa, la criatura ha de esforzarse para dominar su apetito. Sabe que si se despierta antes o durante el proceso, tal vez no pueda haberse alimentado lo suficiente para sobrevivir un poco mas. Despacio, muy despacio, pero no lo suficiente para impedir que un apenas audible sonido, como un zumbido, reciba el eco de las paredes de la habitación. No, no se despertará, se quedará quieta y yo me posaré y podré beber....

... sangre ...

Este pensamiento lo martirizaba y todo lo demás dejó de tener importancia. El encarnado brillo de las venas ejercía de imán para la criatura cuya distancia se acortaba por momentos. De repente, ella frunció el ceño, tal vez por algo que soñara, tal vez porque su subconsciente se había percatado de que el nivel de Riesgo se había incrementado sospechosamente. No importaba, la sed le llamaba y ya nada podía detenerlo. Veía como el pulso daba pequeños golpecitos en el cuello de la durmiente, como diciendo ven aquí, estoy a ras de piel, con tan solo un roce, saldré como un rojo geiser que te dará la vida de nuevo, como tantas veces antes. La llamada era demasiado fuerte, la comida está al alcance y el perfume de su piel no es algo que me afecte, porque sólo hay algo que veo y lo deseo ahora, ya mismo, ya!

... SANGRE ...
Se apoyó sobre ella, levantó su cabeza para preparar el impulso que perforaría la piel, pero entonces, ella se movió.
Se dió la vuelta, todo su cuerpo giró ciento ochenta grados sobre sí misma, y la criatura, sorprendida, vió como una inmensa ola se cernía sobre ella. Toda esa maraña rojo sangre se levantaba y, en un movimiento tan común como implacable, se volcó sobre el ser, de golpe. El peso de la mujer, demasiado para la frágil constitución de la criatura, la quebró. No vió su vida pasar ante sus ojos. No dijo un último mensaje como epitafio. No le dió tiempo a preguntar qué ha salido mal. La criatura, sencillamente, dejó de existir. Se acabó.

El sol ya se había levantado cuando empezó a sonar el despertador. Aun le dió tiempo de sonar tres o cuatro veces antes de que ella, aun semidespierta, lo apagase. Sin disimular su mal humor, se apartó el pelo del flequillo y se preguntó, como hacía cada mañana durante los últimos años, por qué tuvo que rechazar el turno de tarde en el trabajo, para poder dormir a gusto por las mañanas. Tras levantarse y enredarse con la sabana, se dirigió al cuerto de baño tras recuperar el equilibrio. Antes de asearse se mira al espejo y piensa que esta noche no ha dormido bien, algo no la ha dejado descansar en sus horas de sueño, y está convencida de que además de tener mas arrugas que de costumbre, también tiene ojeras.

Aun tardará varias horas en descubrir que hay un mosquito aplastado sobre la almohada.

6 Comments:

  • At 11/2/07 02:36, Anonymous Anónimo said…

    Yo creo que no era un mosquito, era un moscón, y buscaba SEXO.
    No disimules, ¡estoy en lo cierto! SEXO nada más que........eso.
    A mi no me engañas.

     
  • At 11/2/07 20:40, Blogger Soundtrack said…

    Abuelo, me da la impresión de que ultimamente estas un poco salidorro, ¿no?... vamos, que te ha dao fuerte el síndrome 'sabado, sabadete'

    :-DDD

     
  • At 12/2/07 23:08, Anonymous Anónimo said…

    Mas pillao

     
  • At 13/2/07 10:26, Anonymous Anónimo said…

    puffffffffff intriga hasta el final , jajajaj , muy bueno , un saludo

     
  • At 13/2/07 21:23, Anonymous Anónimo said…

    por fin!, Gracias Analarana5, por fin alguien me pelotea un poco :-)))

     
  • At 14/2/07 10:54, Anonymous Anónimo said…

    jajajajaj , no era mi intencion pelotearte pero bueno .....

     

Publicar un comentario

<< Home