¿Por qué les llaman empresarios cuando quieren decir mercaderes?

Supongo que ya se han leído todos los ríos de tinta que se han publicado tras la alegre y acertada decisión de los directivos de Telefónica, de recortar creo que un 20% de la plantilla para celebrar que la compañía ha terminado el 2010 con récord absoluto de beneficios en toda su historia.

Estoy convencidísimo que los ortodoxos de la teoría empresarial me demostrarían de forma irrefutable y con los números en la mesa que la decisión es financieramente impecable, pero no por ello dejaría de tener náuseas. A mi entender, esto es, sencillamente, obsceno.

Tengo la suerte de que ni yo ni mis allegados cercanos tenemos nada que ver ya con el antiguo monopolio. Yo los abandoné hará ya unos doce años como poco, en cuanto tuve acceso a Retevisión. Y a los que pude convencer también se marcharon. A ver si con suerte esta noticia se materializa en oleadas de bajas masivas, pero no creo. Ya deberíamos haber incendiado alguna de sus sedes centrales antes incluso de acabar la rueda de prensa, pero nada (a los jefazos, claro; los trabajadores bastante tienen con lo suyo).

Durante un momento me surgió la idea de que menos clientes significaría menos posibilidades para los empleados de base, pero al momento ví la luz: todo lo que recaudan van para sus bonus de directivos, no para el grueso de la plantilla, así que les den. Una empresa de este tipo cuyos directivos no saben de comunicaciones sino de mercadeo laboral, no se merece otra cosa que el hundimiento y la risa. Aunque como siempre, quienes lo pagarán serán los empleados.

Mecagüen todas las privatizaciones.