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domingo, 27 de enero de 2013

El conflicto

Un pasado viernes de principios de enero, en el trabajo nos tuvimos que enfrentar de morros y sin chaleco salvavidas a la Crisis, algo que habíamos conseguido ir esquivando durante sus primeros años.

El día anterior, la Empresa convocaba a un reducido grupo de representantes del comité de empresa para ese viernes a primera hora, para comunicar algo oficialmente. La brevedad de la reunión, lo extraño de la convocatoria y la escasa representación que iba a asistir ya nos auguraban algo inquietante. Y en estos tiempos, lo inquietante nunca acaba bien.

Llega el día de autos y nuestros temores se materializan: la Empresa toma la decisión realizar 19 despidos ese mismo día; despidos que empezarán a irse realizando en cuando esa misma reunión termine. No hay nada que podamos hacer, nada que hablar, nada que negociar, nada que debatir. Sencillamente se ha cumplido con el protocolo de noticiar en primer lugar a los representantes de los trabajadores, y listo. A continuación irían avisando uno a uno los nombres de los elegidos, cual ganadores de un macabro concurso. No podemos hacer nada.

En ese momento se desata el microcaos. Reunión de urgencia con todo el comité (y avisando aprisa a los que trabajan en el turno de tarde de que hay movida). Mientras los delegados sindicales se ponen en contacto con su sindicato para pedir consejo e instrucciones urgentes, el resto nos quedamos en la entrada para ver pasar a los primeros despedidos con cara de estupor. Las acciones que podemos hacer son pocas: ¿te acompañamos? ¿te aconsejamos? Lo que quieras, pero sobre todo no firmes nada. Es la máxima que repetimos una y otra vez.

La rutina era mecánicamente simple: llega el trabajador, se le informa de que sobra, se le acompaña a su taquilla para recoger sus pertenencias, y a continuación hasta un taxi que ya espera en la puerta. Servicio completo.

Descubrimos con cierto terror, al mismo tiempo que el resto de la plantilla, que lo que parecía que iba a ser una hora de angustia se va a convertir en toda una mañana. En vez de hacer el proceso de forma quirúrgica e inmediata, entre despedido y despedido pasan cerca de veinte minutos. En la fábrica la tensión aumenta hasta niveles insospechados. Cada vez que alguien escucha su nombre, ve que un encargado le señala o se dirige a comentarle algo, se hunde. Se producen escenas de sollozos de gente a la que solo se mencionaba por motivos de trabajo. Y solo ha sido el comienzo.

En voz baja se pregunta cuantos van por ahora. Cinco, seis, el séptimo está subiendo las escaleras. ¿Quiénes son? Los nombres van cayendo, como losas. Pasan las horas, todavía no ha terminado la criba. ¿Por qué permiten que pase esto?

Un compañero se harta y sube a hablar con el gerente. Despedid a quien tengáis que hacerlo, vale, pero por favor, hacedlos todo ya de golpe. Son ya casi tres horas en que la gente esta prácticamente en estado de shock. Pon fin a esto de una vez y que los que se queden, se queden tranquilos. El gerente, al que parece que no se esperaba que la jornada discurriera de esa forma, accedió a dar instrucciones para acelerar el proceso. Pero eso solo sería por la tarde; por la tarde supieron hacerlo todo en cosa de media hora. Por la mañana fueron alrededor de cuatro horas de angustia. Personalmente llegué a temer que alguien sufriese un accidente con las máquinas al estar con la cabeza y los nervios en otra parte.

La última persona en ser despedida esa mañana era sordomuda sorda. Y la empresa había reservado con varios días de antelación la asistencia de una traductora de lenguaje lengua de signos, para que no hubiese lugar a error o confusión. Todo controlado.

Y ese mismo día, la fluidez con la que se desarrollaban las relaciones laborales entre la empresa y la plantilla, desapareció. No es que fueran modélicas, pero siempre había una base de respeto y debate antes de cualquier situación. Eso ya ha desaparecido. De repente y siguiendo instrucciones (siempre las instrucciones vienen de otro sitio), en vez de la negociación han pasado a la imposición. Y ahora es cuando nos toca a nosotros, a la plantilla, decidir si estamos de acuerdo en que nos pisen o si seremos capaces de quejarnos en condiciones.

La historia está lejos de continuar, espero poder seguir narrándola…

7 Comments:

  • At 27/1/13 21:07, Blogger MonSeñor Gusano said…

    El principio del fin.

     
  • At 27/1/13 21:32, Anonymous Rahegi said…

    Mañana veremos a ver la correlación de fuerzas como anda, y en base a ella, el fin será uno u otro, pero a la gente todavía le cuesta creerlo. Solo decir que con las chirigotas de la semana pasada ya han hecho mención de aumentar las indemnizaciones y garantizar el empleo un año. Si "ganamos" la huelga, podremos hablar en otros términos.

     
  • At 28/1/13 02:18, Blogger Crematia Abysalfire said…

    Siento mucho que os haya alcanzado este tema. AL menos lo habeis podido ir capeando durante este tiempo, que no es poco.
    Y aunque no deseo mal a nadie, espero que si se repite esta situacion, no te toque a ti.

    Dos apuntes que lo siento, no puedo guardarme (tikismikis que es una).
    SORDOS, jamas sordomudos. Y lengua de signos (que no lenguaje). Si, lo se, dado el tema, es algo trivial, pero por la parte que me toca, me escuecen mucho esos dos terminos equivocados (y aunque se que no es tu intencion, son terminos muy despectivos) :-P.

     
  • At 29/1/13 11:20, Blogger Soundtrack said…

    Monseñor, ¿el principio del fin o el fin del principio?... Porque esto parece el fin del primer paso de una reestructuración, pero no de un desmantelamiento. Al menos así me parece creerlo...

    Rahegi ya tenemos la oportunidad de ver los resultados de la primera jornada de protesta... Si la semana pasada quiso haber acercamientos con las chirigotas, pasodobles, pitos y petardos, a ver si ahora los de arriba intentan acercarse a un punto intermedio...

    Crematia muchas gracias por tus buenos y laborales deseos :) Evidentemente nosotros haremos todo lo posible porque así sea :D
    Sobre lo de tus apuntes, caramba, reconozco que me ha sorprendido lo del escozor usandose según qué terminos... Ya está corregido el texto. Como persona que fue elegida para aprender la lengua de signos y así hacer de intérprete con el personal sordo en horas de trabajo, comprendo que no sea lo mismo una persona sorda que otra sordomuda (y así se nos explicó en el cursillo) :), aunque a veces la fuerza de la costumbre me haga usar un término más que otro; puedo entender que haya gente que se pueda sentir ofendida, ok. Pero la diferencia entre lengua y lenguaje realmente es motivo de ira y furiosa cólera? :) No lo digo con segundas, ojo, realmente es que tengo curiosidad a este respecto... Expláyese, doña, expláyese...

     
  • At 29/1/13 19:52, Blogger Crematia Abysalfire said…

    Pues aqui va mi contestacion XD (muy de andar por casa, advierto). Cuando tu usas el termino Lengua, te refieres a un idioma, con sus reglas, su sintaxis, su gramatica, en fin, con toda una complejidad propia de una estructura comunicativa que, a su vez, utiliza un grupo de personas (y aunque mucha gente ignore este hecho, la LSE Y LSC Si tienen estructura escrita, aunque apenas se publique en ella) .

    Si lo degradas a lenguaje, le estas quitando toda esa complejidad. Los perros tienen un lenguaje (se comunican moviendo la colita, agachando las orejas o comiendose tus zapatillas), pero no tienen un idioma.
    Digamos que en la comunidad sordos es un termino ofensivo porque parece que relegas su capacidad comunicativa (que bien complicada y estructurada es) a un nivel por debajo de la mimica.

     
  • At 29/1/13 19:55, Blogger Crematia Abysalfire said…

    Tambien aviso que, debido a siglos y siglos de discriminaciones y maltratos por parte de la sociedad, esos dos terminos son algo "delicados". Es cierto que por lo de sordomudo te pueden pegar (realmente les ofende muchisimo). Y lo de lengua/lenguaje resulta mas llevadero para la mayoria, pero sigue siendo bastante grosero.

     
  • At 10/2/13 12:55, Blogger Soundtrack said…

    Muy agradecido por tus aclaraciones, Crematia. Desconocía la importancia dada a esa distinción. No te voy a asegurar que jamás caeré en ese error de nuevo porque me conozco y seguramente se me olvidará en cuanto le de al botón de Publicar Comentario, pero me has hecho reflexionar :)

    Y leñe, yo casi pensaba que era más ofensivo lo de lengua/lenguaje que lo de "sordomudo". Ya no sé que pensar, la vida no tiene sentido... Creo que por si acaso, en cuanto vea a alguien sordo que se dirige a mí para algo, echaré a correr por si las moscas. Aunque se trate de un mimo, más vale prevenir.... ;)

     

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