Conduces como un yayo

Pues este ha sido otro de los múltiples comentarios que he tenido que oir sobre mi persona (no, este no ha sido de la becaria :) ). Todo porque al parecer tengo la curiosa costumbre de no conducir deprisa, respetar las señales, no hacer el loco, etc... Hasta tal punto que mi propio cuñado me preguntó una vez si tenía un taco de madera debajo del acelerador o algo, porque tenía la aguja del velocímetro clavao en 50 (en ciudad, of course), y de ahí no se movía, oiga...

Tal vez sea una especie de rara avis de la conducción, pero es que me resulta impensable hacer segun que locuras que pongan en peligro mi vida o la de cualquier otro ser vivo multicelular (de los unicelulares paso, ya veis) :)... Y lo malo es que por mucho cuidado que pueda tener, siempre corro el riesgo que algun tipo con mono de Alonso (me refiero a la pasión por la velocidad, no al traje de faena que lleva el asturiano) se me lleve por delante con su bólido.

A tal efecto, he visto en el blog de Alberto Noguera una entrada muy curiosa al respecto, que debo reconocer que es dificil decir tanto y tan profundo, con tan pocas palabras (y menos números). Con el mas bien poco críptico título de Un país de Farruquitos ha escrito este texto. Que lo disfruten.

Gracias, JJ.