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Seguro que tienes algo mejor que hacer...

viernes, 19 de septiembre de 2014

De la Barbarie

Hace poco se ha celebrado el medievalmente denominado Torneo del Toro de la Vega, como mucha gente ya sabrá debido a la expectación mediática que brota cada año con semejante evento. Y hemos visto en los diversos medios opiniones alrededor de aquello. En mi caso particular muchas opiniones en contra y unas cuantas, más bien pobres (por no denominarlas casi patéticas), a favor. Pero el tema es que hay algo que me ha llamado la atención y no quiero dejar de comentarlo en este espacio, aprovechando la impunidad que conlleva.

Lo primero dejar clara mi postura, para evitar posibles malinterpretaciones. No estoy de acuerdo con esa tradición. Con ningún tipo de tortura, ni siquiera animal. Soy de los pocos españoles que confiesan NO ver los documentales de la 2. Me hundo en la pena cuando veo al león del Serengueti capturar ese pobre cervatillo que no pudo llegar a tiempo al refugio de la manada. Y si el cervatillo se salva es aún peor, porque entonces los encantadores cachorritos de león se mueren de hambre, siendo pasto de los carroñeros. Que angustia, oiga…

Así que una vez expuesta mi moñez, al lío. Pude ver que en cierta entrevista en un programa iban preguntando a la gente de la calle acerca de la tradición, y las respuestas eran muy similares y contundentes: Que si eran unos salvajes, asesinos, sin corazón, despreciables, gentuza, etc… Que no digo yo que alguno habrá, pero… ¿en serio piensan que esa es la mejor forma de sacarlos del lado oscuro? Si hay algo que me ha enseñado la vida y las últimas temporadas del serial “La independencia de Cataluña”, es que cuanto más te empeñas en denostar algo, más se aferra la víctima a su creencia. Que semos españoles, oiga, está en los genes…

Así, sin pensar mucho, yo primero intentaría enterarme de por qué los tordesillanos siguen practicando este anacronismo con tanta alegría. Para enfrentarte al enemigo primero tienes que conocerlo. Y ver qué argumentos son desmontables. Quejarse por mero asco, por muy justificado que esté, no suele ayudar.

Por lo tanto tenemos a un montón de gente que desde su más ensangrentada infancia ven como algo normal el coger a un toro, estresarlo hasta lo inimaginable, y después asaetarlo hasta su muerte. Bien, ya tenemos un punto: la costumbre. Pero eso por sí solo no explica la afición: de pequeño mi familia veía muchas corridas de toros y yo me volví contrario a la fiesta nacional en cuanto se me encajó un poco la cabeza. Así que, ¿hay algo más?

Ahora mismo tienen más de un 30% de paro, lo cual podría hacer pensar que se trata de una violenta forma de desahogo. Sin embargo eso no explicaría las actuaciones de los años anteriores a la crisis. Evidentemente tiene que ser algo más profundo, mas instalado en su cultura grupal en plan “nosotros”, contra todos los de fuera que vienen a decirles que están errados. Nada une más a la gente que tener un enemigo común, así que me temo que estamos reforzando la convicción de los fieles…

Así pues, tras meditar sobre esto, me pregunto si tal vez se está usando la estrategia equivocada. Igual hay que dejar que la tradición se canse, en lugar de darle fuerzas con cada nueva y frontal queja. Quejarnos de esa fiesta, pero no de sus participantes.

Por usar una analogía, la afición que arropa el arte de Cúchares está bajo mínimos y aún no ha tocado fondo. Si las plazas de toros no están en bancarrota es únicamente por las subvenciones estatales. El toreo con final brusco, simplemente, está desapareciendo. Sí, el folklore de compañía sigue a la vista, pero la venta de entradas no miente. Busquen información en internet, busquen…

Si vas a un lancero y le mentas a la madre, no solo te responderá sino que tendrá mayor impresión de que estás atacando “lo suyo”. En cambio, si la crítica común es en el propio acto en sí, es posible que esa misma persona empiece a cuestionar si el uso que se le está dando a esa lanza que se ha ido transmitiendo de generación en generación no acabará siendo tan cruel como se está diciendo por ahí. Todo eso si él mismo no se está viendo atacado, claro.

No sé, igual tengo una visión muy naïf e inocente de la naturaleza humana (a veeer, silencien esas carcajadas), pero en las últimas ocasiones que he visto reportajes acerca del desgraciado toro, me ha parecido que la defensa “no intelectual” del mismo no era sino la esperada reacción de alguien cuando se ve cuestionado bruscamente.

Quien sabe, tal vez sea algo para meditar…

domingo, 14 de septiembre de 2014

Lo Post-Wakacional

Este es el tercer año en el que tenía esta obra sin finalizar, así que me he puesto las pilas y he decidido hacerlo mal en lugar de abandonarlo definitivamente. Lo lamento por ustedes... :-P

PD: La voz es horrible a idea, que conste. Que si me lo propongo, sería capaz de hacerlo mucho, mucho peor....