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sábado, 31 de octubre de 2020

All Hallows Evening

Toda la estancia estaba a oscuras. La figura seguía inmóvil, saboreando el momento. Llevaba esperando bastante rato, no quería precipitarse y echarlo todo a perder. No dejaba de mirar ese hueco un poco más oscuro donde se encontraba su objetivo.

La puerta de la habitación de los niños.

Esperó unos minutos más y comenzó a moverse. Despacio. Sigiloso. No podía disimular una mueca que recordaba a una especie de sonrisa. La figura, aunque desgarbada, caminaba con la frialdad de quien se sabe vencedor. Pero no quería correr riesgos. Si quiere tener éxito, los niños no deben despertarse. Todo ha de suceder de forma rápida, seca, instantánea, brutal.

Se quedó en la puerta. La luz de las farolas del exterior atravesaban las escasas rendijas abiertas de la ventana. iluminando el cuarto de forma muy tenue. Pero suficiente para distinguir las pequeñas figuras acurrucadas bajo las sábanas. La figura avanzó un paso. Luego otro. Pero al siguiente paró en seco, había pisado una especie de juguete o figura de plástico, cuyo sonido, apenas audible en cualquier otro momento del día, resonó atronador en medio de la noche.

La figura empezó a respirar agitado, temeroso de ser descubierto por esa tontería. Pero hubo suerte. Uno de los niños ni se inmutó. El otro simplemente se dio la vuelta y se tapó aún más con la sábana. Los espíritus invocados esa fantasmagórica noche estaban bendiciendo sus actos. Eso le dio coraje para terminar su acción.

Respiró hondo. Sus belfos se abrían y contraían exageradamente al ritmo de su cada vez más agitada respiración. Ya no iba a perder más tiempo. Era la hora. Dando zancadas largas se acercó al chaval que tenía más cerca. Dormitaba inocente sin saber lo que el destino le tenía preparado. Ya a su lado, extendió las manos, muy abiertas, y las dirigió hacia él, para que así, por fin...

La luz de la mesilla contigua se encendió por sorpresa, y una voz infantil y somnolienta pronunció las palabras que esperaba no tener que oír esa noche:

- "¿Papá? ¿Eres tú?.."

La figura salió de la habitación de un solo salto y se escondió en las sombras. No podía ser. Lo tenía todo previsto. Nadie tendría que haberse despertado a esas horas y mucho menos descubrirle. Escondido tras un sofá se obligó a calmarse, aunque el corazón no parecía hacerle caso. No pasa nada, se dijo. Solo tendré que esperar una hora más, como mucho. Entonces podré entrar en el cuarto, y devorar las sabrosas chuches que sus disfrazados hijos habían conseguido esa noche...