The Soundtrack Engine

Seguro que tienes algo mejor que hacer...

martes, 30 de noviembre de 2010

Irvin

El sábado falleció Irvin Kershner, que entre otras cosas le descubrió a Luke quién era su oscuro y carraspeante padre.


Y otro más. Llevamos una temporadita que Hollywood se está quedando vacío... :-(

lunes, 29 de noviembre de 2010

Mou

No me gusta mucho el futbol, como ya sabéis. Así que del partido de esta noche, no hay nada que me llame la atención. Porque personalmente, ni el Madrid ni el Barcelona; el auténtico ganador de la noche será el incomensurable Mou.

Solo he venido a desarle suerte. Adiós Leslie...

Adiós, Leslie William Nielsen. Jamás podremos olvidarte. Siempre te recordaremos subido en un avión, o en una bala...

Joer, que año... :-(

viernes, 26 de noviembre de 2010

Excluido social

Acabo de ir a buscar a mi chico al cole. Mientras esperamos a que se abran las puertas, los padres hacemos nuestros corrillos comentando las novedades del día y demás conversación intrascendente. Nada que me suponga demasiado esfuerzo, excepto hoy.

Los padres estaban comentando ansiosos lo que parece que es el evento del siglo, y será este mismo lunes. Hablaban de posibilidades, de comentarios no hechos, de una lucha en el mismísimo Olimpo. Al rato, cual es mi sorpresa cuando descubro que están hablando de fútbol, una de las pocas cosas que me dejan literalmente sin palabras (cosa que muchos agradecen).

Al parecer, resulta que este lunes debe haber un partido entre los dos grandes de la liga (¿alguien más se había enterado?). Así que comento mi desconocimiento de tal asunto, ya que debo reconocer mi desconocimiento y falta de interés alguno por el balompié. Una cárcel de cristal se levantó alrededor mío en unos instantes...

Luego, bromeando, comenté que nó, hombre... Lo que pasa es que en mi planeta no existe el fútbol como tal, y que a las cosas redondas que rebotan, en vez de balones lo llamamos Flork. Curiosamente, esto lo aceptaron mejor que el hecho de que no me guste el futbol, y todo volvió a transcurrir como si nada... Cosas veredes...

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Judith

Esta historia fue escrita para colaborar en una especie de concurso de relatos cortos sin mas afán que el de disfrutar de este pequeño divertimento, y por supuesto, el angustiarse buscando una historia que encajase con el tema propuesto cada vez. Me lo pasé bastante bien, así que ahora aprovecho que ya lo tengo todo escrito y así me ahorro pensar unos cuantos posts :P.

Esta historia fue enviada para el tema La Casa de Verano:
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Hacía tiempo que el camino dejó de estar asfaltado, y el vehículo rodaba por una pista forestal. Los ojos del conductor se movían a ambos lados, fijándose en todo y recordando aquel paisaje una vez más. Dejó atrás una bifurcación y continuó por el camino que rodeaba el lago, hasta la casita de verano. Como otras veces, recordó la última vez que todos estuvieron allí, hace tanto tiempo.

Todos los años iban las familias a pasar unos días juntos en esa casa. No era la mejor de las que rodean el lago, pero estaba casi en la orilla y prácticamente al lado de un riachuelo cercano, lo que la hacía casi única. Siempre iban y se lo pasaban en grande, todos los años, todas las familias… Hasta que Judith desapareció.

El conductor sacudió la cabeza para quitarse esa imagen de la mente, y concentrarse en el camino que le llevaba a la casa. Ese camino apenas parecía transitado, y se dijo que tal vez, nadie ha recorrido esa vía desde que él mismo lo hiciera, el año anterior.

Judith… Recordó a esa alegre chica de su edad (en aquel entonces todos tenían la misma edad); sus coletas que insistía en seguir llevando cuando todas sus amigas pretendían peinarse de forma algo mas adulta; su jovialidad… y el caos que se desencadenó esa noche cuando faltó al recuento. Todo el lago participó en su búsqueda, la policía dedicó recursos y más recursos... incluso dragaron el fondo del lago por si acaso, a pesar de que ella era una excelente nadadora. Nada. Como tragada por la tierra. Sus padres nunca se recuperaron.

Tras pasar una última curva, la casa apareció ante sus ojos. Desvencijada, absolutamente destartalada. Ya no volvieron a reunirse ningún verano más, ni en esa casa ni en ninguna otra. E incluso la propia casa apenas volvió a alquilarse en cuanto se corrió la voz de lo sucedido. Tan solo algún cazador pedía algunos días en otoño, para la temporada, pero nadie más. Salvo él, por supuesto.

Todos los años, en la misma fecha, alquila la casa por 24 horas y vuelve a revivir ese día. Los dueños lo saben y ni siquiera le cobran la estancia; de hecho, últimamente ni hacía falta avisar. Ese día era suyo, solo suyo.

Bajó del coche y protegiéndose los ojos del sol, caminó hacia la aviejada estructura. Sin embargo, en vez de entrar en la casa, continuó más allá. Siguiendo el lecho del río, hasta una pequeña gruta donde jugaban siendo niños. Hacía años que la entrada estaba cubierta por piedras, pero aun así se agachó para entrar en el pequeño hueco.

No dudaba mientras retiraba las piedras, una a una. Sabía exactamente cuales debía retirar y cuales no. Por cada hueco que aparecía en la irregular pared, una escena se mostraba ante sí, recordando los gritos y los juegos de todos los niños en el embarcadero del lago, alrededor de la hoguera, las miradas furtivas que se escondían rápidas, vergonzosas, cuando empezaba a florecer la pubertad…

De repente dejó de retirar piedras. Lo que veía a través del hueco no era una roca, sino una forma blanquecina y lisa. Desde ese ángulo, podía ver que aun quedaba algo de cabello y medio brillaban los restos de un antiguo broche en forma de mariposa, que por entonces le prendía de una coleta. Tras comprobar durante unos minutos que tanto el cráneo como el resto del cuerpo seguían en la misma posición en la que descansaba durante los últimos años, volvió a cerrar la entrada de la cueva.

Una vez dejó la entrada de la gruta igual que la encontró, se sacudió la tierra de la ropa y se lavó en el riachuelo cercano. Volvió a su coche y maniobró hasta enfilar el camino de vuelta, con la satisfacción del deber cumplido.

Adiós, Judith. Hasta el año que viene.

martes, 23 de noviembre de 2010

El rescate de Irlanda‏

Estaba yo pensando... El préstamo abusivo y doloroso que se ha concedido a Irlanda para sanear sus más que trituradas cuentas públicas (que ellos se han buscado), se llama "Rescate" porque eso es lo que se pide tras un secuestro, ¿no?...

domingo, 21 de noviembre de 2010

Backdraft

Hace ya bastante tiempo, sucedió algo en un local cerca de aquí. Una nave, antiguo taller mecánico que todavía sigue en pie (aunque no en activo) entre bloques de viviendas, se prendió fuego. Leyendo la noticia se observaba la magnitud del drama. De noche, un local abandonado del que nadie respondía, humo y (pocas) llamas envolviendo la zona, los vecinos arrojando agua desde las ventanas de sus casas... Y lo mas impactante, un bombero herido que tuvo que ser trasladado al hospital a que le echaran un vistazo. Impresiona, ¿eh?...

Imagen de la Zona Cero, tomada furtivamente horas despues del suceso y tras la mirada atónita de mi Dama, que me decía que dejara de hacer chorradas por el agujero que llegamos tarde...

Estas personas son las que luego llamamos héroes. Pero claro, despues te enteras de los pormenores del incidente y lo de héroe le queda, digamos, algo ancho... Pero no por su culpa, ojo; lo explico:

Al principio, todo lo sucedido es lo que ya se ha dicho: pánico vecindal y los bomberos entrando a través de la puerta de madera de la nave. Una nave que de noche, sin luz, y llena de humo debido a la combustión de múltiples elementos químicamente puñeteros, imagino que la visibilidad en su interior más que reducida era incluso negativa.

Bueno, pues por allí anda nuestro hombre en cabeza, abriéndose paso a través de la humareda hasta la zona que más brilla, donde podría estar el foco del fuego, casi a tientas por la escasa visibilidad, cuando de repente se cae al 'foso' donde los antiguos mecánicos revisaban los bajos del vehículo (¿he mencionado que era un taller?). Ahora lo que hacen es levantar el coche, pero antes, había que bajar al agujero. En mis fantasías veo al pobre bombero cayendo de bruces a un hueco aparecido de la nada, mientras el casco gira unos segundos suspendido en el aire antes de caer y darle en la cabeza, como en los dibujos animados...

Ya sé que la historia es un poco absurda, pero recuerdo que tras la preocupación por el "bombero herido" tan cerca de casa, cuando leí que al final era un vulgar esguince por la caída, me entró un ataque de risa. Ya véis, cruel que es uno... Espero que sepáis disculparme si habéis perdido demasiado tiempo con esta entrada :)

PD: El título de esta entrada viene por esto.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Momentos de resignacion

Te despiertas. Todavía es de noche. Como sueles hacer siempre que te despiertas de golpe a esas horas, miras a ver qué hora és y cuánto tiempo aun te queda para dormir tranquilamente antes de que suene el despertador. Sin embargo, los dígitos no son los que esperabas ver.

Tardas todavía un par de segundos en darte cuenta de que en circunstancias normales, para llegar a tiempo al autobús de la empresa, deberías estar saliendo por la puerta en ese preciso momento.

Ya no tienes ganas de volverte a dormir. Unos parpadeos mas tarde te das cuenta que tampoco hace falta preocuparse por ello; y lo mas importante: ya no es necesario darse prisa...

jueves, 18 de noviembre de 2010

Cultura, con soltura

Hace ya unos cuantos días que mi chaval se dedicaba a tararear una canción muy frecuentemente. Escuchándolo, y teniendo en cuenta el ritmo, compás, cadencia y tono de la sintonía, llegué a deducir que (por suerte) no era nada tipo Hannah Montana, Jonas Brothers o pijaderías varias. Pero el caso es que me sonaba, y no acababa de pillar el qué era...

Al tiempo, me quedé henchido de orgullo al comprobar que el pequeño, que aun no ha cumplido los seis años, lo que estaba tarareando emocionado era nada más y nada menos que In the Hall of Mountain King, de Edvard Grieg.

¿Cómo? ¿Que no sabéis de qué estoy hablando?... Señores, estoy hablando de ESTO:



Así da gusto tener hijos, oye :)

domingo, 14 de noviembre de 2010

Gerontocracia

Una de las cosas que suelo hacer, aunque sea únicamente para romper el cliché habitual de estos casos, es acudir a todas las reuniones de vecinos. Sí, esas en las que las mancomunidades se echan los trastos a la cabeza y lo peor que pueden acusar a uno es ser el culpable de la próxima derrama: peor que la pena de muerte.

Durante este tiempo, he podido ver discusiones absurdas desde mi punto de vista, que supongo que para los beligerantes sería cuestión de honor, aunque no llego a comprender qué tiene que ver la honra con la factura del fontanero o el color en que se va a pintar el descansillo. En cualquier caso, todo esto me ha abierto los ojos para descubrir cual es el auténtico poder en la sombra que maneja los hilos de este país: los jubilados. O al menos quienes pueden comportarse como tales.

En todas las reuniones que he estado, habremos comparecido menos de un 20% de los vecinos de este edificio. Y de ellos, el 70% de los asistentes ya estaban jubilados. Y son una piña: nada puede hacerse sin su aprobación plena. Y eso hace que el edificio se quede como está, aunque esté mal. ¿Para que mejorar algo, si puede quedarse tan mal como en los últimos 30 años?

A principios de año, un convecino, joven e inquieto, aprovechó su formación y experiencia como ingeniero industrial para proponer a la comunidad un novedoso sistema para reducir el consumo de energía del agua caliente central y la calefacción. Nos dio los detalles iniciales de la primera parte, la optimización del consumo del agua caliente, y si se aprobaba ya veríamos que se hacía con la segunda. Los datos son inmensos: si se consume anualmente unos 35mil euros de gasoil para alimentar la caldera en entredicho, con el nuevo sistema el gasto anual no llega a 2.000 euros. Todo gracias al ahorro producido por no tener que usar combustible fósil. Todo gracias a los paneles termodinámicos (busquen en Google, busquen).

Bien, todo parecía ser fabuloso, hasta que el Consejo de Ancianos lo puso en entredicho. ¿Cómo? ¿Hacer una modificación sustancial en el sistema de agua caliente, aunque sea para reducir 30 mil euros de gasto al año (con el correspondiente descenso de la mensualidad de la comunidad, claro)? ¡In-to-le-ra-ble!

Cuando llegó la hora de votar, fue la reunión más multitudinaria a la que he asistido, duplicando el aforo máximo que yo recordaba. Evidentemente, la mayoría de la nueva gente que asistía superaba los 60 añazos. Y desde el principio dejaron claro que no venían a enterarse de qué iba el tema, sino a negarse, tal cual. Y efectivamente, todos votaron como un solo anciano en contra de un considerable ahorro para la comunidad y, en definitiva, para los que cada vez nos cuesta mas rascarnos el bolsillo para la cuota mensual. Horrible la sensación de dejá vú al recordar cuando, hace unos 7 años, también votaron en contra de que se pusiera gas natural en la comunidad, y eso que todas las obras y modificaciones nos las daban gratis a cambio de 10 años de permanencia. Inmenso, oiga…

Pero eso sí, los mismos que echaban pestes de todo lo que no oliera a caro gasoil en la primera votación, aprobaron por obscena y abrumadora mayoría una derrama extraordinaria de (mínimo) 35.000 euros para algo tan vital como pintar y abrillantar las escaleras y el patio. Se ve que ellos deben vivir en los rellanos, en vez de sus apartamentos.

En fin, ligeramente vergonzoso. Ha sido (digamos) democráticamente elegido por una minoría y tendremos que aceptarlo, pero no puedo evitar abochornarme cada vez que pienso en ello. Pero no nos rendimos. Esto es solo una batalla. En el peor de los casos, ellos morirán antes…

lunes, 1 de noviembre de 2010

Viaje en el tiempo

Acabo de darme cuenta que el viaje en el tiempo no solo es posible, sino factible. Yo mismo, sin ir mas lejos, estoy viajando al futuro. De forma lenta, inexorable e irreversible. Permanentemente.

;-)