A finales del año pasado tuve un pequeño
asunto con una persona que trabaja en mi empresa. Al parecer gracias a mi verborrea ofendí a esta persona y yo, la verdad, no me dí ni cuenta... Notaba algo raro, sí, pero hasta que no me dijo algo parecido a "
oye, Soundtrack... ¿no te has percatado que hace un mes que no te dirijo la palabra?", entonces noté que me estaba insinuando algo :)
El caso es que fue un absurdo malentendido que enseguida pasó a mejor vida y volvimos a tratarnos igual de mal que siempre :P, pero esto me recordó una anécdota de hace mucho tiempo, y como soy un bocas pues la voy a contar :)
Hace ya mucho tiempo, allá por cuando la extinción masiva del precámbrico, andaba yo cursando lo que entonces se daba por llamar segundo de BUP. Un día, el compañero con el que me sentaba me comentó un problema que tenía (o teníamos; no recuerdo qué problema era, solo me he quedado con la anécdota, sorry), pero que había ideado una forma magistral y audaz de solventarlo. La verdad es que era una forma muy ingeniosa y audaz, así que me faltó tiempo para felicitarle diciendo "...pero qué zorro que eres...", entendiendo
Zorro como la quinta acepción del diccionario de la Real Academia de la Lengua, claro: Hombre taimado y astuto.
Bien, pues ahora os confesaré el pequeño detalle que anima esta historia. No era un compañero.
Era una compañera. Con lo cual, efectivamente, en mi inocente concordancia de género y número, mi compañera se tuvo que oir...
En esta situación hay que decir que me dí cuenta del detalle justo mientras lo decía, y mis sospechas fueron confirmadas por los ojos y la boca de mi compañera, que por lo visto estaban echando una competición de elasticidad a ver cual se estiraba más.
Lamento que esta historia tenga un anticlímax: mientras mi compañera (y por unos segundos ex-amiga) balbuceaba algo parecido a "...pero... ¿qué... ¿cómo..." me faltó tiempo para aclarar la situación mientras ponía mi mejor
cara de disculpa. Y funcionó, una vez explicado supongo que tiene su gracia, ejem... :)
Pues esa tontería. Supongo que esa manía mía de hablar un poco antes de que la intención verbal atraviese el filtro del cerebelo tiene esos problemas... pero a cambio te permite vivir multitud de anécdotas muy interesante si sobrevives sin secuelas para contarlas... ;)